El DIV juega un papel clave en el proceso asistencial, siendo determinante en más de dos terceras partes de las decisiones clínicas.
El DIV aporta valor a los pacientes en todas las fases de su vida, desde la prevención durante el embarazo hasta los últimos tratamientos y el manejo de las enfermedades crónicas propias de edades avanzadas.
Se ha convertido en una tecnología de uso habitual para todo tipo de pacientes. En España se estima que se realizan 1,3 solicitudes de DIV por habitante y año.